Aprendizaje y enseñanza
La distinción entre aprendizaje y enseñanza es crucial para entender la utilidad de la teoría de Piaget en el ámbito pedagógico, pero esa distinción es ajena al paradigma conductista según el cual, dada una serie adecuada de reforzamientos externos, lo que se aprende es precisamente lo que se enseña. Pero volvamos al caso del niño que niega la conservación del número de elementos de dos conjuntos. Por supuesto, podemos enseñarle a repetir (como en la escuela tradicional) tablas de sumar, restar o multiplicar. Podemos también considerar la repetición como prueba de aprendizaje. Podemos sancionar sus errores de repetición. Lo que no podemos es crear, en lugar suyo, la estructura de pensamiento que le permita deducir una verdad lógica, una evidencia racional que no necesita de verificación empírica. Un maestro inspirado en Piaget va a priorizar lo segundo, sin que eso le impida actuar como docente. Sólo que su rol docente resultará profundamente redefinido: en lugar de enseñar verdades para ser repetidas tratará de crear situaciones que obliguen a los niños a pensar para darles, desde muy temprana edad, el placer del descubrimiento y la insustituible confianza en la propia capacidad de pensar.
Piaget afirmaba que el pensamiento de los niños es de características muy diferentes del de los adultos. Con la maduración se producen una serie de cambios sustanciales en las modalidades de pensar, que Piaget llamaba metamorfosis, es una transformación de las modalidades del pensamiento de los niños para convertirse en las propias de los adultos.
Para explorar los procesos de pensamiento (especialmente la atención y la inteligencia) de los niños, Piaget recurrió al método fenomenológico. Este método es por naturaleza subjetivo y demanda de una interpretación por parte del investigador. La exploración del desarrollo cognitivo era para Piaget el camino más provechoso para efectuar aportaciones a la epistemología. Este desarrollo es el crecimiento que tiene el intelecto en el curso del tiempo, la maduración de los procesos superiores de pensamiento desde la infancia hasta la edad adulta.
Según Piaget, las etapas del desarrollo cognitivo son: 1) etapa sensorio-motora (0-2 años) donde los niños muestran una vivaz e intensa curiosidad por el mundo que les rodea, su conducta está dominada por las respuestas a los estímulos; 2) etapa preoperacional (2-7 años) en la que el pensamiento del niño es mágico y egocéntrico, creen que la magia puede producir acontecimientos y los cuentos de hadas l es resultan atrayentes, además se cree el centro de todos los sucesos, que todas las cosas giran en torno a él, resultándole muy difícil ver las cosas desde otro punto de vista; 3) etapa de las operaciones concretas (7-11 años), el pensamiento del niño es literal y concreto, puede comprender que 8+11=19, pero la formulación abstracta, como la de una ecuación algebraica, sobrepasa su captación, y 4) etapa de las operaciones formales en el nivel adulto, es capaz de realizar altas abstracciones y efectuar (11-15 años), aquí el niño ingresa inferencias, es la etapa correspondiente a las facultades superiores de los seres humanos.
En la psicología actual está teniendo lugar una “revolución cognitiva”. En los últimos tiempos ha renacido el interés por la cognición, la formación de conceptos y el pensamiento y gran parte de este entusiasmo es atribuible a la influencia de Piaget.
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